martes, 23 de septiembre de 2008

Doulas: mujeres que ayudan a madres


En este nuevo siglo parece que la sociedad está tan enfrascada en ganar trofeos, tiempo y dinero que no tiene un instante de quietud para mirar a los ojos de la madre; parece, pero no es cierto.

La maternidad ahora se enfoca en una sola dirección basada en criterios de comodidad y de comparación con estadísticas; nunca ser madre había sido tan fácil: cesáreas programadas, drogas contra el dolor, leches sustitutas de la materna, fórmulas mágicas contra el insomnio infantil, crecimiento ordenado, etc.

A la madre se le anuncia un parto en el que no va a "notar" el dolor, un postparto parecido al de la vecina y un camino, en definitiva, en el que no se habla de lo que ella misma puede aportar, escoger y decidir desde lo más profundo de sí misma.

La mayoría de las doulas son mujeres que hemos pasado por el proceso de parir, amamantar y criar a su bebé con el convencimiento de que hay otra manera de vivir la maternidad. También las hay que han sido madres de la otra forma pero mediante la autocrítica y el inconformismo, algo ha surgido en su interior y les ha ido llevando a un camino maternal consciente, totalmente diferente. Y otras que, como yo, no han sido madres todavía, pero que sienten el maternaje en sus carnes y saben y se forman día a día con el fin de hacer felices a otras madres en su ser-mujer y ser-madre.

Las doulas no somos nuevas; parece que es algo que se ha creado hace poco, que es nuevo, pero en realidad es una figura que siempre ha existido: las mujeres en la historia han ayudado a otras mujeres aplicando e intercambiando sabiduría. En los pueblos, la figura de la comadre era, sin ser una profesional, la mujer con más capacidad desde su amploa experiencia, para ayudar en el parto y post-parto. Al tecnificarse el parto y darle un enfoque médico se ha perdido la intimidad y la complicidad entre las mujeres. Las doulasnos sentimos capaces de reestablecer este contacto, y ofrecemos a las recientes madres una ayuda que merecen antes de quedar desbordadas y desesperadas delante de las muchas dudas acumuladas y de la suma de datos que su bebé tiene que cumplir (tiene que pesar, tiene que dormir, tiene que defecar, tiene que comer...), y que parecen ser la única salida airosa de la tarea de la maternidad: sacar un sobresaliente en la estadística.

No somos sanitarias, ni comadronas, ni enfermeras. No tenemos criterios médicos ni tomamos decisiones que no nos corresponden. No somos familiares ni amigas. Tenemos la información y formación que hemos descubierto nosotras mismas y aspiramos a ayudar a las mujeres a retomar este saber, esta sabiduría de mujer, este ciclo femenino que siempre nos ha acompañado y que hace que sea más sencillo el camino de la crianza. Creemos que podemos mirarnos a los ojos como mujeres y darnos respuestas.

En países como Holanda, Alemania, Inglaterra o Bélgica, la doula ya es una realidad, una figura profesional reconocida, respetada y aceptada. Aquí aún nos queda mucho camino por andar.

Nos mueve la solidaridad, la ilusión, algo que nos sale de las entrañas y del corazón... Además, estamos en continua formación y la experiencia nos va dando enormes satisfacciones.

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