lunes, 9 de febrero de 2009

La revolución nuestra de cada día

La nuestra es una revolución silenciosa, amorosa y pacífica. Es una revolución doméstica, en el sentido más sublime del término. Es un cambio cotidiano, cariñoso y compartido.
Hacemos la revolución cuando despertamos sudando envueltas en el cuerpo del niño pequeño. Cuando aparece la divinidad femenina con el alimento que ofrecemos. Cuando organizamos los rituales de comida, baño, palabras, verdades nombradas, diálogos abiertos, comprensiones compartidas y sueños. Cuando somos anfitrionas de las celebraciones. Cuando cada día compartido y cada noche de descanso forman parte de la nutrición afectiva. Las madres hacemos la revolución cuando recuperamos nuestros rituales ancestrales, cuando defendemos los espacios íntimos, cuando hacemos silencio, cuando recordamos que somos la tierra y el cosmos. Cambiamos el mundo al conservar el valor sagrado de los pequeños actos de intercambio humano.La revolución de las madres aparece cuando nos dejamos fluir por la energía de las trece lunas de cada año. Cuando nutrimos, sanamos, atendemos, esperamos y estamos abiertas y receptivas para los demás. No importa que hayamos tenido vidas difíciles. Cada día es una oportunidad para mirar a un niño y saber que quiere alimentarse con nuestra sustancia materna. No importa si es un hijo propio o ajeno, ellos siempre serán receptivos a los cuidados amorosos. Ellos saben que existe un ámbito generoso y caliente en el corazón de cada madre, potencialmente útil y nutritivo para ellos.

Laura Gutman (La revolución de las madres)

0 comentarios mágicos: