lunes, 9 de febrero de 2009

El futuro depende de nosotras

Hasta que no inventemos una manera de parir y criar niños en libertad y con toda la potencia femenina, estaremos sometidas a las pautas masculinas. Si no cambiamos el “chip” mental masculino, la crianza de los niños nos va a parecer tortuosa y deprimente. Mientras pasemos los años de crianza encerradas en la soledad de la familia nuclear y creamos que la única solución es escaparnos a trabajar, no estaremos ni en el preámbulo de una verdadera revolución.
Sin embargo, el futuro está en nuestras manos, porque aunque los hombres se integren y participen de la crianza, el altruismo femenino y la sabiduría maternal son las instancias de cambio profundo para las próximas generaciones.
Todo niño amparado y adherido al cuerpo materno está libre. Será confiado y generoso porque sabrá que tiene lo que necesita. Se pondrá al servicio de los demás porque estará saciado de amor, nutrientes y cuidados, desapegado de los peligros y dispuesto a amar.
Cada cambio que hagamos como mujer-mujer, y en contacto con el yo profundo, será positivo para las generaciones futuras. Ese es otro poder reservado a las mujeres: el de cambiar modelos de vida y de convivencia, culturas emocionales y caminos elevados, que estarán disponibles para los niños futuros. Quizás por ese motivo misterioso tenemos hijos. Tal vez sean ellos quienes nos llaman, ávidos de elevarse espiritualmente. Puede que las mujeres estemos allí para poner a su disposición nuestros cuerpos y nuestra capacidad creadora, esperando que los niños futuros emprendan el camino del amor entre los seres vivos. Entonces ya no discutiremos si existe o no el instinto de madre. Simplemente haremos lo que nos corresponda a cada una.

Laura Gutman (La revolución de las madres)

0 comentarios mágicos: